martes, 22 de enero de 2008

INTRODUCCION

INTRODUCCIÓN A LA COCINA DOMINICANA


Resumir la dieta de los dominicanos al sancocho al arroz con habichuela, carne y ensalada, y a uno que otro plato, de comprobable antecedentes, considero que es una manera de negarnos a explorar la diversidad y riqueza de nuestra ecología y disfrutar y mostrar la riqueza y variedad de nuestra historia culinaria, tanto de la prehistoria como de la historia reciente.

Hablar de manera absoluta de un plato bandera es a nuestro juicio restarle creatividad y una manera en singular de pensar del dominicano.

Creemos que muchos de los hábitos culinarios de los aborígenes de la isla de Santo Domingo sobreviven, otros han asumidos o incorporados elementos a sus recetas originales que si bien los han renovado o adecuados a las costumbres e influencias de nuestros colonizadores mantienen sus raíces aborígenes.


La llegada de Colon a la nuestra isla supuso el contacto entre dos culturas a la primera reunión y al perder el miedo a los visitantes los aborígenes iban todos a sus casas, y cada uno les traía de lo que tenía de comer, pan de niames, que son unas raíces como rábanos grandes, que siembran y nacen y plantan en todas sus tierras, y es su vida, y hacen de ellas pan y cuecen y asan y tienen sabor propio de castañas. Así se expresa el almirante del pan de los indios.

Las siguientes referencias son ejemplos de la diversidad de los alimentos y de la gran estima que suponía ofrecer alimentos a la visita.
Dában pan y pescado y de lo que tenían. Tienen sembrado en ellas ajes, que son unos ramillos que plantan, y al pie de ellos nacen unas raíces como zanahorias, que sirven por pan, y rallan y amasan y hacen pan de ellas, y después tornan a plantar el mismo ramillo en otra parte y torna a dar cuatro o cinco de aquellas raíces que son muy sabrosas, propio gusto de castaña. Aquí las hay más gordas y buenas

Ajes, que es muy blanco y bueno, y nos traían agua en calabazas y en cántaras de barro de la hechura de las de Castilla, y nos traían cuanto en el mundo tenían y pan de ajes y de cinco o seis maneras frutas», de las cuales mandó curar el Almirante para traer a los Reyes.

Toman agua en cantarillos de barro y simientes de muchas simientes que son buenas especias: echaban un grano en una escudilla de agua y beben
Dos o tres maneras de ajes y con camarones y caza y otras viandas que ellos tenían, y de su pan que llamaban cazavi,

Básicamente estas serian los alimentos de los nativos considerados insulsos y carentes de propiedades apreciables al paladar, mas tarde descubrirían la escasez de proteínas y las deficiencias de los hábitos alimentos autóctonos

Los aborígenes empero, de la isla, tenían un conocimiento pleno de la ecología y habían domesticado plantas para su aprovechamiento con técnicas milenarias utilizadas desde sus puntos de origen, el conocimiento de estas técnicas les permitía el uso correcto de plantas con fines alimenticios, medicinales y rituales.

El proceso de colonización supuso un cambio drástico en sus hábitos alimenticios tanto para el aborigen como para el europeo, este último, desde el mismo primer viaje aunque probaba de los alimentos locales preferían comer alimentos secos o semi podridos el segundo viaje con la llegada de cocineros y semillas y simientes para plantar en los nuevos territorios suponía dejar de depender de los productos locales

Los europeos despreciaba las costumbres y hábitos alimenticios de los aborígenes, considerándolas como bárbaras, así pues, son escasas las referencias a la preparación variedad sabores y hábitos de los pueblos de la isla, no así en las informaciones de los modos de manipulación y preparación de algunos alimentos como el casabe y la guayiga en la calidad y variedad de las frutas vegetales y carnes esto así, porque la identificación de tales alimentos era imprescindible para la empresa colonizadora europea.


Las referencia de los cronistas de indias acerca de los hábitos alimenticios de la isla rebautizada de la Española Claramente se infiere que a los primeros europeos que pisaron las isla no les gustó mucho la alimentación que les ofrecieron a su llegada. Durante un tiempo siguieron comiendo los alimentos que traían en sus barcos,. En las carabelas comían caliente una vez al día: los alimentos básicos eran pan, vino, carne y pescado salado, aceite, vinagre, queso, granos, miel, almendras y pasas.

Al agotarse estas provisiones pasaron a depender básicamente de la producción local y de la manufactura de los mismos, por manos de obra española y mas tarde dependiendo exclusivamente de la mano aborigen.

El uso de la población para los trabajos de la mina, la obligatoriedad del pago de impuestos en algodón y otros supuso una perdida del ordenamiento y lógica de siembra cosecha de los pueblos de la isla creo un caos, la dependencia de la mano de obra agrícola de manera exclusiva de los aborígenes, mientras los europeos se dedicaran a la brusquedad de oro o al ocio

Tal dependencia creo una conciencia en la población aborigen que, como una estrategia decidieron no sembrar los campos para obligar a los españoles a abandonar la isla, esto contribuyo a diezmar aun mas a la población aborigen, la desaparición rápida de la población y el forzado abandono de sus tradicionales medios de subsistencia suponía la perdida irremediable de los conocimientos de la cocina tradicional aborigen, cosas que mas adelante tendremos la oportunidad de revisar.

La llegada de los esclavos africanos supone en una gran parte de los investigadores aporte significativos y definitorios a los hábitos alimenticios de nuestra población actual


Sin restar merito a la influencia de la cocina africana en nuestra isla, Muchos de las plantas oriundas de África fueron traídas desde las isla canarias mucho antes de llegar los esclavos a América por tanto a la llegada e los esclavos estas formaban parte de la flora introducida y de la dieta.

Los africanos cazados como fieras y confinados a las bodegas de los barcos estas imágenes nos restan espacio para pensar en el trasiego de simientes, aunque siempre deja el espacio para la preservación en el tiempo de sus costumbres y menajes.


De todos modos, la triste condición de la esclavitud aun si hubiese contado con todos los elementos para mantener las tradiciones y hábitos alimenticios de sus puntos de origen, se viera reducida de todos modos por la condición de la cadena, a su mínima expresión.

Cuando se liberalizó el régimen opresivo de los primeros tiempos, al esclavo se le permitía tener una parcela donde cultivaba algún suplemento alimentario; pero, al principio, la regla era que todas las tardes fuera confinado, este confinamiento no suponía que eran alimentados con la escasa cocina tradicional europea, muy por el contrario, eran alimentados no solo con los rubros locales cultivados por los aborígenes sino además preparados por estos o por la población mestiza a resultas de los cruces entre blancos e indios.

Enunciamos esto, a manera de preocupación ya que algunos autores consideran que los hábitos alimenticios de los aborígenes fueros sustituidos de manera completa por los africanos, dando por sentado que no hubo vinculación entre las cultura aborigen y la europea y que estos hábitos y costumbres nunca fueron asumidas por los esclavos negros y que la hibridación solo fue racial y no cultural y de serlo la cultura africana a se impuso a la aborigen y no la aborigen a la africana.

Dando por sentado además y de manera alegra que la cultura dominante en la dieta del dominicano es la herencia africana, negando además el surgimiento de una cultura culinaria criolla aprovechando las influencias y las tradiciones de su proceso cultural, pero lo mas importante, desconociendo totalmente de la ecología


Para entender un poco de los hábitos alimenticios del Dominicano esta cuestión debe ser abordada desde la prehistoria y la historia, la aborigen la española y la africana, pero más que nada debe ser analizado desde la flora y la fauna local, y la introducida la que inevitablemente condicionara el desarrollo de los hábitos alimenticios de los inmigrantes y de la gente que se asentara en ella y que conforman al criollo

El aparato colonizador de los españoles se vio frenado en los primeros años de la conquista por la dificultad de los alimentos, muchos de los suministro traídos de Europa se descomponían durante el viaje o no resistían el almacenaje, la múltiples referencias a las plantas de cultivo y los intentos de agricultura se ven desde los primeros años, algunos intentos con bastante éxito, otros simplemente no podían ser cosechados en la islas.

La limitada fauna de la isla y la inexistencia de animales de corral supusieron también asumir como una cuestión de supervivencia para los europeos, quedarse todos los elementos culturales de la raza aborigen en cuanto a los hábitos alimenticios e intentar desesperadamente cosechar. Mucho de los productos traídos encontraron fertilidad en suelo de la isla y rápidamente se incorporaron al paisaje y la dieta, seguía siendo responsabilidad de los aborígenes.

Descontar que los españoles crearon familia y descendencia entre los aborígenes y que esta mantuvo sus tradiciones culturales en lo referente a la preparación de los alimentos a la herbolaria o diferentes aspectos culturales para afrontar el medio ambiente, es negar la historia documental.

Asumir que los esclavos africanos traídos cuando la población aborigen estaba prácticamente diezmada, desmembrado todo el aparato social aborigen y que estos, fueran capaces de trasmitir todos los procesos culturales a un pueblo de recién llegados con una barrera idiomática, y además confinados a barracas por su manifiestas tendencia a la insurrección., también nos parece que debe ser analizado en profundidad.

Supone analizar la cocina de los aborígenes y abórdarla desde sus aspectos culturales sociales y como elemento unificador de las tradiciones y costumbre de la aldea.

La consecución de los alimentos suponía un esfuerzo colectivo la preparación el almacenaje la distribución y la ingesta también eran actividades colectivas.

La preparación de los alimentos respondía a un conocimiento previo de los elementos a ser cocinados, a técnicas como el procesamiento de la yuca amarga o la Guayiga la preparación de bebidas o caldos de los líquidos residuales de estos procesos
.
El conocimiento de hierbas y flores para la preparación de potajes no puede ser asimilado desde la óptica contemporánea, por tanto no podemos elaborar recetas de la iguana o del tiburón para definirla en nuestros procesos culturales como signos claros de una culinaria aborigen.

El conocimiento de las plantas venenosas para convertirlas en comestibles el uso de especies para mejorar el sabor de los alimentos o la diferencia entre asados, barbacoa, sopas potajes, bebidas dulces y bebidas agrias así como el consumo de una gran variedad de semillas sancochadas, asadas o crudas bebidas en agua, no puede ser simplemente considerado como para llenar una necesidad vital.

Por otra parte la gran cantidad y diversidad de ollas y recipientes de barro madera, concha y huesos así como la fabricación de artefactos de cocina específicos como el tamiz el cibucán las palas, cucharas platos de madera e higüero, el burén, las ollas trípodes, las Potizas para el agua, el fogón, metates morteros manos de majar, las javas y cestas para transportar alimentos, deben ser considerados como parte integral de una cultura de la preparación de los alimentos.

Así mismos los enseres para la consecución y transportación de los alimentos, coas, javas para las semillas, nasas pesas de red, anzuelos, lanzas, arrojaderas, flechas y una serie de artefactos e ingenios para la consecución de los alimentos.

La comida o la abstinencia de ella en la referencia de las crónicas estaban ligadas a los procesos rituales y curativos.

Por tanto creemos que para poder analizar la cocina dominicana debemos partir de la flora y la fauna Luego conviene revisar la dieta de los aborígenes de la isla y la forma de procesar los alimentos.

La presencia española las plantas introducidas al nuevo a la isla y la influencia de esta en la comida del criollo. La influencia y presencia de la dieta africana en los habitos alimenticios de los dominicanos.

Para mas tarde revisar la presencia en algunos puntos del país de platos de origen árabe, cocolo, japonés etc.

Pero lo más importante a nuestro juicio es el rescate en nuestra población rural de técnicas de procesamiento de alimentos que se han ido perdiendo por la transculturación y por la complicada madejada de la modernidad,

LOS ALIMENTOS EN LAS CRONICAS

La referencia obligada para el estudio de dieta de los aborígenes de la isla Española es el Cronista Fernández González de Oviedo, queremos aprovechar y revisra los escritos del cronista aceca de las plantas y animales y del uso que de esta daban los aboribenes



Maíz

Dice Oviedo "La manera del pan de los aborígenes es de dos géneros en esta isla, muy distintos y apartados uno del otro, El maíz es grano, y el cazabi se hace de raíces de una planta que llaman yuca. Para sembrar el maíz, tienen los aborígenes esta orden. Nace el maíz, en unas cañas que echan unas espigas o mazorcas, y mayores y menores, y gruesas como la muñeca del brazo o menos, y llenas de granos gruesos como garbanzos (pero no redondos de todo punto). Y cuando los quieren sembrar, talan el monte o cañaveral (porque la tierra donde nace solamente hierba, no es habida por fértil en estas partes, como la de los cañaverales y arboledas), y después que se ha hecho aquella tala o roza, queman, y queda aquella ceniza de lo talado, como si fuera estercolada. Lo siguiente es sembrar, es necesario se apareje, deben quemar en tiempo que el viento no lleve la ceniza..
Este maíz, a pocos días nace, porque en cuatro meses se coge, algunas especies más temprano, que viene a tres. Otra simiente hay que se coge a dos meses después que se siembra. Así como el maíz va creciendo, tienen cuidado de lo desherbar, hasta que esté tan alto que el maíz señoree la hierba. Y cuando está bien crecido, es menester ponerle guarda, en lo cual los aborígenes ocupan los muchachos, y a este respecto, los hacen estar encima de los árboles y de andamios que les hacen de madera e cañas, e cubiertos como ramadas (por el sol e el agua), e a estos andamios llaman barbacoas, e desde la barbacoa están continuamente dando voces,espantando las cotorras y otras aves que vienen a comer los maizales.

Una vez cosechado es puesto en casa, se come desta manera. En esta isla Española y en las otras,
comíanlo en grano tostado
o, estando tierno, sin tostar, casi en leche; e cuando es así de tierno, llo láman ector,
recién cuajado. Lo que está bueno y de buena sazón, después que los cristianos poblaron esta isla, se alimenta con maíz a los caballos e bestias, y también lo dan a los negros y aborígenes esclavos.
· Los cristianos han dado mucha mejoría a este pan, cociéndolo en horno a la manera de España, e es más sabroso e más lindo en la vista, así cocido, en roscas o tortas. Y hácen un buen biscocho usado para llevar en los viajes por mar

Platos actuales preparados a base de maíz
"Buche de perico" maíz cocido en leche: se encuentra principalmente el en el Cibao
"Chenchén" en el área de San Juan de la Maguana hasta la frontera.
Una variante interesante se da en Padre las Casas donde el chenchén se cocina con frijoles, como un moro basado en maíz.
"Chacá" en el área de San Juan de la Maguana hasta la frontera.
Guanimos, envueltos en panoja de maíz Los Quemados y Bayacanes
Surullitos preparados en Baní para el desayuno y que son asados envueltos en hoja de plátano.
Majarete
Arepa dulce o salada
Marifinga


Yuca

Del casabe Pan de los aborígenes que en lengua de los aborígenes es cazabi, que es la segunda manera de pan que en esta isla Española el cual se hace de una planta que llamada yuca.
La planta que se llama yuca, son unas varas nudosas, algo más altas que un hombre (y otras mucho menores), gruesas como dos dedos, y algunas más y otras menos, porque, en esto del grosor y de la altura, es según la tierra es fértil o no y aun también hace al caso que la planta es de diversos géneros. Quiere alguna yuca parecer, en la hoja, a cáñamo.
Para sembrar esta planta (cualquiera de las que he dicho), hacen unos montones de tierra, redondos, por orden, Cada montón tiene ocho o nueve pies en redondo con poco intervalo, cerca del otro; el montón no es puntiagudo, sino casi llano, en cada montón ponen seis u ocho o más trozos de la misma planta e vástago o rama de la yuca, que entren un poco en tierra y quede de fuera otro tanto como la tierra está removida y sin terrones, se ponen con facilidad estos palos de la planta, porque, así como van alzando e haciéndose los montones, así se van poniendo en ellos estas plantas. Otros no hacen montones, sino allanada la tierra y limpia y removida, ponen a trechos estos plantones, de dos en dos, o más, cerca unos de otros. Pero primero se tala o roza e quema el monte para poner la, yuca, es menester ir desyerbando el conuco.
Este pan no tiene peligro de las aves ni de los animales (excepto de vacas e ratones, e aun caballos), porque el fruto a manera de raíces o de nabos muy grandes, las cuales se crían entre los raigones e barbas que esta planta echa debajo de tierra; e cualquiera hombre o animal, excepto los tres que es dicho, que coma estas raíces, con el zumo, así en fruta, como está antes que se le saque el zumo en ciertas prensas, luego muere sin remedio alguno.
Tienen la yuca una corteza áspera, de color de un leonado oscuro, e algunas tiran al color pardo, e por de dentro está muy blanca e espesa, como un nabo o castaña. y hacen yuca unas tortas grandes que llaman cazabi;

Después que los aborígenes (las mujeres) han quitado aquella corteza a la yuca, raspándola que no quede nada, desprendida aquella capa con unas conchas de veneras de almejas.
Rallan la yuca, así mondada, en unas piedras ásperas e rallos que para esto tienen. E lo que así se ha rallado, échanlo en un lugar muy limpio,
llenan un cibucán, que es un talego, hecho de cortezas de árboles blandas, tejida algo floja, de labor de una estera de palma, es de diez o doce palmos de largo,y tan gruesa como una pierna. Y después que está llena esta talega de aquella yuca rallada, cuelgan el cibucán por un extremo en lo alto, en el otro cabo que pende abajo, atan piedras gruesas, estirase el cibucán de tal manera, que se estruja y exprime la yuca y le sale todo el zumo.
destilase hasta que no le queda a la yuca gota de zumo o mosto.
aquella agua o licor es pestífero veneno, y se vierte y pierde por el suelo cuando quieren que se pierda; y lo que queda exprimido de la cibera, dentro en el cibucán, es como suelen quedar unas almendras exprimidas mucho y seco.
Toman después aquello, y tienen aparte, asentado en el fuego en hueco que quede debajo por donde ponerle fuego (fogón), un burén, que es una cazuela llana de barro, e tan grande cuanto un harnero, e sin paredes, e debajo está mucho fuego, sin que la llama suba a la cazuela, que está asentada e fija con barro. Y está tan caliente aquella plancha o cazuela que llaman burén, como es menester; y encima echan de aquella yuca (que salió exprimida del cibucán), como si fuese salvado o arena en torno, tanto como toma la cazuela, menos dos dedos alrededor, e tan alto como dos dedos o más, e tiénden llano, e luego se cuaja; e con unas tablillas que tiene para aquello la hornera, en lugar de paleta, dale una vuelta para que se cueza de la otra parte; y en tanto cuanto se hace una tortilla de huevos en una sartén, o más presto, se hace una torta de casabe en el burén,. Y después, lo ponen un día o dos al sol, para que se enjugue, y queda muy buen pan.

Este pan es bueno e de buen mantenimiento, e se sostiene en la mar; e hácenle tan grueso como medio dedo para gente, e para personas principales, tan delgado como obleas e tan blanco como un papel, a esto llaman xauxau.
Aquel zumo de la yuca que sale después que es rallada e se exprime en el cibucán, es tan pésimo veneno, que con un solo y pequeño trago matara un elefante o cualquier otro animal o hombre viviente.
Sopa de yuca No obstante, si a este mismo zumo mortal le dan dos o tres hervores, comen los aborígenes, haciendo sopas en ello como en un buen potaje y cordial; pero así como se va enfriando, lo dejan de comer, porque, aunque ya no mataría porque está cocido, dicen ellos que es de mala digestión cuando se come frío.

licor de yuca Si cuando este zumo salió, lo cuecen tanto que mengue dos partes, e lo ponen al sereno dos o tres días, tornase dulce, e aprovéchense del como de licor dulce, mezclándolo con los otros de sus manjares;

vinagre de yuca y después de hervido y serenado, si lo tornan a hervir e serenar, tornase agro aquel zumo, e sírveles como vinagre o licor agro, en lo que quieren usar del, sin peligro alguno. Esto del tornarse dulce e agro consiste en los cocimientos

estas experiencias pocos aborígenes las saben hacer, porque los viejos han muerto.

Se conoce el caso de conquistadores españoles que se dedicaron al negocio de plantar yucas para la producción de cazabe, entre ellos el adelantado Colón y el insigne Bartolomé de las Casas, según él mismo lo confiesa, antes de que se entregara a las reivindicaciones de los aborígenes.

Los españoles entraron con variable intensidad en el uso de la yuca como alimento, e introdujeron una nueva modalidad de consumo, cual fue la de utilizar el tubérculo frito después de hervirlo.

fuera del cazabe "fabrican también de la yuca otro manjar que llaman cuncuma; rajada la yuca y puesta al sol y molida y cernida, fabrican pan, tan bueno como la mejor harina de trigo" (Oviedo, 1930, 224).

Platos habituales de yuca

· cativía de la yuca, que es el producto seco que queda luego de extraer todo el líquido a la raíz rallada. Esa cativía se usa principalmente para producir el casabe, sobre todo en el área de Monción (Guaraguanó
· yuca hervida
· empanadas, que son pasteles rellenos de carne y que se consumen como bocadillos.
· roquetes que son unas rosquillas hechas de harina de yuca y coloreadas con bija en La Vega se producen, especialmente para el Día de la Virgen de Las Mercedes,.
· Pan de yuca

Postre
· Buñuelos

Ajes

hay una planta que se llama ajes, los nabos; porque estos ajes hay blancos, y colorados que tiran a morado, y otros como leonado; pero todos son blancos de dentro, por la mayor parte, y algunos amarillos, y muy mayores que nabos, comúnmente. Críanse debajo de tierra, e hacen encima de tierra una rama tendida a manera de hojas acorazonadas gruesa; la cual, con sus hojas e rama, cubre toda la superficie de la tierra donde están sembrados los ajes.
Son buen mantenimiento, e muy ordinario y necesario hasta para la gente de trabajo; y como son de menos costa e tiempo, muchos hay que no dan otro manjar a sus aborígenes o negros sino éste, e carne o pescado; en todas las haciendas y heredamientos hay muchos montones de estos ajes,

· los cuales, cocidos son muy buenos,
· e asados tienen algo mejor sabor, y de la una o de la otra manera tienen sabor de castañas muy buenas, y es gentil fruta para los cristianos; porque, como no la comen por principal y ordinario manjar, sino de cuando en cuando, sabe mejor. Asados e con vino, son buenos de noche, sobre mesa; e en la olla son buenos.
· Las mujeres de Castilla hacen diversos potajes
· fruta de sartén. Son los ajes de buena digestión, aunque algo ventosos.

Las batatas

Batatas es un gran mantenimiento para los aborígenes en la isla Española e otras partes, de los preciosos manjares que ellos tienen, el cuero o corteza más delgada, y el sabor aventajado y de mejor digestión.
Una batata curada no es inferior, en el gusto, a gentiles mazapanes. .entre las batatas se hallan cinco especies, o géneros de ellas, diferenciadas en la rama o en la hoja, e tienen los siguientes nombres:
aniguamar
atibiuneix
guaraca
guacaraica
guananaga,

En América, los españoles introdujeron la modalidad de usar la batata para la preparación de un dulce, práctica ajena a la tradición indígena.

Platos habituales de Batata

Batata sancochada
Batata frita
Batata asada
Jalea de Batata
Pan de Batata

Maní

Una fruta tienen los aborígenes en esta isla española, que llaman maní, la cual ellos siembran y cogen, e les es muy ordinaria planta en sus huertos y heredades, y es tamaña como piñones con cáscara, la tienen ellos por sana. Los cristianos poco caso hacen de ella, si no son algunos hombres bajos, o muchachos, y esclavos, o gente que no perdona su gusto a cosa alguna. Es de mediocre sabor y de poca sustancia, e muy ordinaria legumbre a los aborígenes, existe en gran cantidad.

Aceite de maní
Mantequilla de maní
Dulce de maní


Yautía.

Yautía, por otros llamada diahutia, es una planta de las más ordinarias que los aborígenes cultivan con mucha diligencia o especial cuidado.
Comen, de ella, la raíz e también las hojas, las cuales son como berzas grandes. E lo mejor es las raíces.
Sopa de las barbas de yautía que tienen unas barbas que les quitan, que cuecen, y son buenas.
Las Hojas de yautía, las hojas es sano manjar, y saben muy mejor a los aborígenes que a los cristianos, no la comen frecuentemente, puesto que no es manjar para desearle ni hacer caso de el, sin necesidad, no hallando otro. Verdad es que los aborígenes por cosa muy buena la crían e tienen en sus huertos e heredamientos.





Ají

Es una planta de que los aborígenes se sirven e usan en lugar de pimienta, e aun los cristianos la han por muy buena especia.
Ají es una planta muy conocida e usada en todas las partes, provechosa e necesaria, porque es caliente e da muy buen gusto e apetito con los otros manjares, así al pescado como a la carne
Es la pimienta de los aborígenes, y de que mucho caso hacen, aunque hay abundancia de ají, porque en todas sus labranzas e huertos lo siembran y cultivan con mucha diligencia y atención, porque continuamente lo comen con el pescado y con los más de sus manjares.

Es no es menos agradable a los cristianos, ni hacen menos por ello que los aborígenes, es muy buen especia, da buen gusto y calor al estómago; es sano, pero caliente todo ají quema mucho, como la pimienta, e algunos más. Echa unos granos, o vainas (mejor diciendo), huecas e coloradas, de muy fino color,
Algunas de ellas tan grandes como un dedo de largo y grueso.
Otro ají hay que echa estos granos colorados e redondos, e tan gruesos como guindas, e algunos más e menos.
Otro hay que lleva estos granos verdes, pero menores que los anteriores, y así, según el género del ají y la tierra donde se cosechen, así es mayor o menor, o colorada o verde la fruta, porque no la esperan a que madure.
Otro ají hay que echa los granillos verdes y muy pequeños:
otro los echa pintados de negro, que tira a azul oscuro, no todo el grano, sino alguna parte
Algún género hay de ají que se puede comer crudo, y no pica.
De las hojas del ají se hace tan buena o mejor salsa al gusto que la del perejil, disolviéndole con el caldo de la olla de carne; pero la salsa es fría y la otra caliente; y en la verdad, el ají es mejor con la carne e con el pescado que la muy buena pimienta.

Calabazas

Calabazas, en las Indias, es cosa muy común, así como lo es en Castilla y en las otras partes de España, y de las mismas de todas las maneras que las suele haber. Siémbralas los aborígenes y curan de ellas con especial atención, no para comer (que no las comen), sino para tener agua en ellas e llevarlas cuando van de camino o andan en la guerra, y otras muchas partes de que me he informado, hay calabazas, y es una de las acordadas e ordinarias cosas que los aborígenes cultivan en sus casas y huertos y heredades, y cada un año ponen cantidad de ellas. Y aun en algunas partes es mercadería entre los aborígenes, como otras cosas e legumbres que tienen, porque no en toda parte hay aparejo para cultivarse todas cosas; y así, de unas provincias en otras andan e tratan aquellas cosas que sobran a unos y faltan a otros.

E otras calabazas hay que en todo e por todo son corto las susodichas, excepto en el sabor, que son amargas; y éstas, sin las cultivar, hay muchas que se nacen por sí.



Bihaos

Las hojas de estos bihaos son muy largas y anchas, y echan unos tallos en la mitad, y alrededor del tallo están las hojas que suben desde el pie del tallo. De estas hojas e bihaos se sirven mucho los aborígenes, con estas hojas cubren algunas casas, y es buena manera de cubrir, y más limpia que la de la paja, y más hermosa por de dentro de la casa.

Cuando llueve, los aborígenes ponen estas hojas sobre las cabezas, acertándose donde las hay o topándolas, y amparándose del agua, con ellos, como lo harían con un sombrero.

De las cortezas de un tallo que echan en medio (o astil que nace entre las hojas), hacen unas cestas, que llaman hayas, para meter la ropa o lo que quieren guardar, muy bien tejidas, la hacen dobladas o forradas de forma que una es dos, y entre la una e la otra, al tejerlas, ponen hojas de los mismos bihaos; por lo cual, aunque llueva sobre tales cestas, o se mojen en un río, no se moja lo que va dentro. E cuando van camino e llevan carga los aborígenes de alguna ropa o cosas que quieren llevar bien guardadas, toman dos havas o cestas, de éstas, e atadas a un palo de guásuma (que son muy livianos e recios e lisos, sin nudos, e del grueso que los quieren), e ponen en el hombro y así caminan, uno e dos e muchos, cargados, e van a la fila uno tras otro con su guía e algún principal que los manda e hace parar a descansar o comer donde les parece y cuando conviene.

También de las mermas cortezas de estos bihaos hacen otra manera de cestas para poner e llevar sal de unas partes a otras, e son muy gentiles las unas e las otras, y de hermosas labores.

La ingesta de bihaos

Demás de lo que es dicho de la utilidad de estos bihaos, cuando están los aborígenes en el campo,
si les falta mantenimiento, arrancan de estos bihaos los más nuevos, e comen lo bajo (aunque es poco) de aquello que está debajo de tierra, que es muy blanco e tierno e no tiene mal sabor, antes parece mucho a lo tierno de los juncos que está bajo tierra; mas, es mucho mejor e hay más que comer en ello, puesto que yo creo que es cosa muy caliente, no en el sabor, mas en la operación, e mucho de esto daña al estómago.

Magüey

Que es otra hierba en algo semejante a la cabuya. Puede servir de mantenimiento en tiempo de necesidad. Esta es muy útil y buena hierba, porque se hacen de ella muchas cosas: lo uno hace hilo e cuerdas e sogas, como de la cabuya o del henequén; lo otro, de la corteza de aquella vara que nace en la mitad, se hacen cestas, e atan con ella lo que quieren; y demás de esto, en tiempo de necesidad, a falta de maíz o casabe y de otros mantenimientos, es manjar para suplir la hambre, y no es de mal sabor.
Porque aquella cepa o raíz en que nace, se asa, y lo comen los hombres, no por dulce pasto; mas, no teniendo otros manjares, éste no es dañoso ni empacha, e basta a sostener la gente.
De otras cosas muchas se servían los aborígenes de esta hierba.
lerenes
Lerén es una fruta que nace en una planta que los aborígenes cultivan, y aun al presente, algunos de los españoles en sus labranzas en esta isla Española. Y es hierba o planta que se extiende y echa ramas, como se dijo de los ajes e de las batatas, e debajo de tierra echa su fruto, que es blanco y del tamaño que dátiles gruesos algo mayores y menores, e tienen una cáscara muy delgada; e cada fruto de estos pende, o está asido, de una vergueta delgada, de que está colgado de la rama; e aquella vena que le tiene al lerén, es no más gruesa que un alfiler.

Estos lerenes cuecen los aborígenes, y cuando es tiempo de esta fruta, hay mucha por las plazas que la sacan a vender, así cocidos los lerenes; le quitan aquella cortezuela de encima, que es muy delgada y más blanda que una cáscara de una castaña, y queda dentro el lerén blanco, y es de buen sabor. No he visto en España, ni en otra parte, fruta ni sabor a que compare estos lerenes. En fin, son de buen sabor e no de mucha sustancia. Hay en esta e otras islas, mucha fruta de ésta

Piñas, boniama, yayagua
Hay en esta isla Española unos cardos, que cada uno de ellos lleva una piña (o, mejor diciendo), puesto que, porque parece piña, las llaman los cristianos piñas.

Imocona

Una fruta que se dice imocona, en esta isla Española e otras partes de estas Indias. La cual, asada, sabe a la yuca de la Tierra Firme, o a la que acá llaman boniata, que no mata. La hoja tiene como la diahutia, aunque no tan ancha, pero más prolongada. Y es sana fruta, e los aborígenes no la tienen por la inferior de todas; antes la estiman e han por de las mejores a su gusto.


Guayaros

Guayaros es una fruta que parece y son asimismo raíces, como imocona, en-su producción, y echan fuera de tierra un bejuquillo o vergueta alta. Y el guayaro es blanco como la cherevía, y nace de sí mismos sin alguna diligencia ni trabajo de los hombres, e hay muchos en algunas partes de esta isla; e en otras son muy deseados, porque les son agradables a su gusto de estos aborígenes.



Cauallos.

Cauallos llaman los aborígenes en esta isla Española una fruta que es como lerenes; mas estos cauallos son algo mayores, e nacen en tierras flacas e delgadas, e es sano manjar e agradable a los aborígenes. Es fruta salvaje e nacida e criada por solo el cuidado de la Natura, de la cual, e otras muchas frutas salvajes que tenían los aborígenes de esta tierra, se aprovechaban mucho para su mantenimiento cuando andaban en el campo e continuaban la guerra apartados de sus casas y asientos. Y así no les faltaba qué comer en todos los tiempos, por la noticia mucha que tenían de estos manjares que en diversos meses del año se hallan y son producidos.

Fésoles.
Los aborígenes tenían esta simiente de los fésoles en esta isla e otras partes donde en mucha abundancia se coge tal legumbre. De esta simiente, hace especial mención Plinio, e llámalos fagívoles. En Aragón se llaman judías la planta leguminosa papilionácea de tallos endebles de 3 a 4 m de longitud, hojas compuestas y fruto en vainas aplastadas con varias semillas en forma de riñón, que se cultiva en las huertas por ser comestible. , y la simiente de los de España y de los de acá es la misma propiamente; pero en algunas partes se cogen en grandísima abundancia. coger a centenares las hanegas de estos fésoles; y también en aquella tierra e en otras de aquella costa hay otras muchas maneras de fésoles, porque, demás de los comunes, hay otros que es la simiente amarilla, e otros pintados de pecas. E otra legumbre tienen que son como habas; pero muy mayores, e algo amargas, comiéndolas crudas; e de las unas e de las otras hacen los aborígenes sus simenteras.


Ñames o nnames

Name es una fruta de esta isla Española y otras partes de estas Indias. y vino con esta mala casta de los negros, y hace mucho muy bien, y es provechosa y buen mantenimiento para los negros, de los cuales hay más de los que algunos habría menester, por sus rebeliones.
Estos nnames quieren parecer los ajes; pero no son tales, y son mayores que ajes comúnmente. Lo cortan a pedazos, e siembran soterrándolos un palmo debajo de tierra, y nacen. y así vinieron los primeros, y después, la planta y rama que hacen, se han multiplicado mucho en las islas que hay pobladas de cristianos, y asimismo en la Tierra Firme; y es buen mantenimiento.

Hobos.

Hobo es un árbol grande y hermoso, fresco e de buen aire, y sombra muy sana. Hay mucha cantidad de estos árboles en esta y otras islas y en la Tierra Firme.
La fruta es buena e de buen sabor y olor, y es como ciruelas pequeñas, y es amarilla. El hueso o semilla es muy grande, según la proporción o tamaño de la fruta, porque tiene poco que comer, e no es útil sino dañoso manjar a la dentadura, cuando usan mucho de ella, por causa de ciertas briznas que tienen los cuescos pegados;, pasan las encías por aquellas briznas, cuando quiere hombre despegar del cuesco lo que se come de esta fruta. Pero es sano manjar y de buena digestión, y aunque se coman muchos, se come poco.
Los cogollos de las ramas de este árbol, echados en el agua e cociéndola con ellos, es muy buena para hacer la barba e para lavar las piernas, e de gentil olor.
Las cáscaras e cortezas de este árbol hobo, cocidas, e lavando las piernas con aquella agua, aprieta mucho e quitan el cansancio al que de caminar está cansado,
Es saludable baño. Y cuando en el campo tienen los hombres necesidad de dormir, procuran que sea debajo del hobo, porque su sombra defiende del sereno e no da pesadumbre ni dolor de cabeza, como otros muchos árboles lo suelen hacer;
y así los que andan en la guerra, como los que con los ganados acostumbran andar en el campo, o los caminantes, siempre buscan estos hobos, donde han de dormir, para colgar sus hamacas, o poner sus camas debajo de hobos. Esta fruta es en el sabor algo diferenciada, porque hay algunos hobos que dan la fruta dulce, e otros algo agra.

Cuando en el campo no se halla agua, excavan en las raíces de ellos, e cortando un tronco de la raíz, e aquél poniendo en la boca, y por el otro extremo o cabo teniéndole alto, levantado con el puño, él dará tanta agua, que baste a quitar de trabajo a cualquier sediento, porque luego gotea, e desde a poco espacio, a chorro cae el hilo del agua de la tal raíz. Esto he probado, y otros muchos con la misma necesidad, y esto se aprendió de los aborígenes.

Caimito

Caimito es un árbol el más conocido en el mundo para quien una vez le hubiese visto; porque sus hojas tiene casi redondas, la una parte están verdes, e de la otra de una color que parece que están secas o como chamuscadas; e así, aunque esté entre mucha espesura de árboles, se conoce y es muy diferenciado entre todos ellos.
Echa una fruta morada De dentro es blanca como leche e zumosa, e cuando se come, es aquello de dentro como leche e zumosa, más espesa que leche y pegajosa.
Estos árboles, en esta isla Española e otras, llevan esta fruta, como he dicho. En la Tierra Firme, esta fruta del caimito es redonda, e tamaña como una pelota de jugar a la pelota chica, o poco menor, y ésta es la diferencia que hay en esta fruta de aquí a la de los caimitos de la Tierra Firme.

En lo demás, el árbol e la hoja e todo lo que es dicho, es de una misma manera.
Fruta es sana e de buena digestión, y en estas plazas de Santo Domingo se vende harta de ella en el tiempo que la hay.

La madera de este árbol es recia e buena para labrar, si la cortan en menguante e la dejan algunos meses curar, e que no se labre verde, según dicen carpinteros e los maestros de tal arte.

Una propiedad tienen las hojas de este árbol, muy singular, y es que aquella parte de ellas que parece seca y no lo es sino leonada, es algo vellosa, y a quien con aquella parte se acostumbrare a estregar los dientes, se los limpiará, y los dejara muy blancos.

Higüero.

Higüero es árbol grande,. La fruta que llevan son cierta manera de calabazas redondas, e algunas prolongadas; y las redondas, de las cuales los aborígenes hacen tazas e otras vasijas para beber e otros servicios.

El palo o madera de este árbol es recio e bueno para sillas de caderas y de las pequeñas, e para fustes de sillas jinetas e otras cosas.
Comen los aborígenes, habiendo necesidad, esta fruta lo de dentro de ella lo cual es de la misma manera que la calabaza cuajada, cuando está verde.


Jagua o xagua

.El árbol de la jagua echa una fruta tan grande como adormideras, o muy semejante a ellas,.
Es buena de comer cuando está madura e sazonada; de la cual fruta se saca agua muy clara, con la cual los aborígenes e indias se lavan las piernas, e a veces toda la persona, cuando sienten las carnes flojas del cansancio.

Y también por su placer se pintan con esta agua, la cual, demás de ser su propia virtud apretar e restringir poco a, poco, se torna tan negro todo lo que la dicha agua ha tocado, como un fino e pulido azabache, o más negro. La cual tinta, por cosa alguna no se puede quitar sin que pasen quince o veinte días, o más; e muchas veces, lo que toca en las uñas, nunca deja de ser negro hasta que se mudan, o cortándolas poco a poco, como van creciendo e se acaba de mudar toda, si una vez la dejan enjugar en el agua de la jagua después de puesta. Lo cual yo he algunas veces probado, porque los que en Tierra Firme habemos andado en la guerra, o trabajado en aquellas partes, a causa de los muchos ríos que se pasan, es muy provechosa la jagua para las piernas, porque, como he dicho, aprieta.

Suélense hacer burlas a mujeres, rociándolas descuidadamente con agua de xagua mezclada con otras aguas olorosas; porque desde a poco, les salen más lunares de los que querrían, e la que no sabe el secreto o de qué causa le proceden las tales manchas, ponen en congoja de buscar remedios;

Cuando los aborígenes han de ir a pelear, en la Tierra Firme, se pintan con estas jagua e con la bija, que es otra pintura roja a manera de almagre (pero más fina y de color de rojo). Y también las indias se maquillan, cuando quieren bien parecer, con la una o con ambos colores. Y en la verdad, a mis ojos poco mejor parecen que diablos cuando así están pintadas o ellos pintados. Y demás de ser la bija pegajosa, mezclan con ella ciertas gomas, porque pegue mejor, y huelen mal, y a los aborígenes les es grato aquel olor.

Bija.

Este no es árbol, sino planta o arbusto, y también los plantan los aborígenes.Bija. Este es arbusto o planta producido, los plantan los aborígenes cuando quieren. Y puse aquí éste, porque vino a propósito de la pintura de los aborígenes con la bija e la jagua. Esta planta o bija son tan altas como estado y medio de hombre, o poco más o menos. Tiene la hoja cuasi de la manera del algodón.
echa unos frutos en capullos que quieren parecer a los del algodón, salvo que por de fuera tienen un vello grosezuelo, por ciertas venas que de fuera señalan los apartamientos o partes que de dentro tiene el capullo, dentro del cual están unos granos colorados, o rojos, que se pegan como cera, o más viscosos; e de aquéllos hacen unas pelotas los aborígenes con que después se pintan las caras, e lo mezclan con ciertas gomas, e se hacen unas pinturas como bermellón fino, e de aquella color se pintan las caras y él cuerpo, de tan buena gracia, que parecen al mismo diablo.
E las indias hacen lo mismo cuando quieren hacer sus fiestas e areitos o bailes, y los aborígenes, cuando quieren parecer bien, e cuando van a pelear, por parecer feroces. Después, aquélla bija es muy mala de quitar hasta que pasan muchos días;

mas aprieta mucho las carnes y dicen que se hallan muy bien con ella, y aun tiene un bien y sirve a los aborígenes en esto: que cuando están así pintados, aunque los hieran, como es la pintura colorada y de la color que le sale la sangre, no desmayan tanto como los que no están pintados de aquella color roja o sanguina; y ellos atribúyanlo a la virtud de la bija, y no es sino por ser así de color sanguina, con la cual no parece tanta la sangre, como se parece en otro indio que no esté embijado. Ella es pintura que, demás de su mal parecer, no tiene buen olor, a causa de las gomas o cosas con que la mezclan. Más para pelear e mostrarse feroces en la batalla, se pintan de tal color.


Guazuma
Es un árbol grande que echa una fruta como moras, e casi es la hoja como la del moral, pero menor. y hacen los aborígenes un brebaje de esta fruta que engordan con él como puercos.

E para esto echan la fruta en agua, e de aquélla, mezclada con esta fruta majada, se hace aquel brebaje, y en pocos días, usándolo, se paran gordos los aborígenes, e aun los caballos, cuando lo quieren beber, porque otros no lo quieren.

Guama.
Guama es un árbol grande e de la más común e abundante madera que hay en esta isla Española,
Su fruta es como una algarrobas anchas e mayores que las de España, e casi del sabor de ellas. Los aborígenes las solían comer, y aun los cristianos con necesidad.

Hicacos.
La fruta del hicaco es unas manzanas pequeñas: algunas son blancas e algunas coloradas o rojas, e otras cuasi negras.

No es de las muy buenas frutas, ni tampoco es mala, ni dañosa. El hueso es grande, según la poca cantidad del fruto (porque es poco lo que hay que comer), e hace de despegar royendo bien, e, por tanto, no es buen manjar para las encías. Aquella poca carnosidad que tiene de comer, es blanca mucho, y nunca se despega tan presto que no sea menester volver a ello, casi rumiando, para despojar el hueso. La tez de esta fruta o corteza tiene alguna similitud con la piel de la cara de las monas; porque, por moza que sea la mona, parece vieja en las arrugas, y así, las manzanas de estos hicacos o fruta siempre están llenas de arrugas por frescas que sean.
Son buenos los hicacos para flujo de vientre, y es árbol salvaje éste y todos los qué he dicho en este libro VIII, naturales en esta e otras muchas islas y en la Tierra Firme; y ellos se nacen por sí, e hinchen parte de los boscajes e selvas, aunque algunos de ellos también se cultivan, e hombres que se deleitan de toda agricultura,
Los labran, e hacen de mejor fruta. Son amigos estos árboles del aire de la mar, e por la mayor parte siempre se hallan cerca de la costa de la mar, o no muy desviados de ella; y así, se hacen en tierras muy livianas o arenales.

Yaruma.
Arbol muy grande Echa una fruta tan larga como un dedo de la mano, que parece lombriz gruesa. E es dulce esta fruta. Estimaban muchos los aborígenes aquellos árboles, decían que eran buenos para curarse de las llagas; lo cual yo no he visto experimentar, como otras cosas que se dirán en su lugar, ni he dejado de oír a cristianos, hombres de crédito, lo que he dicho, y loando y aun certificándome que ellos lo habían experimentado en sus personas. y dicen que es como un cáustico, e que majados los cogollos tiernos de las puntas de las ramas de este árbol, los han de poner sobre la llaga, y aunque sea vieja, le comen la carne mala y la ponen en lo vivo y sano, y la desenconan, ye continuándolo, la encueran e totalmente sanan la llaga.

Macagua

Es un gentil e grande árbol. Su fruta es como aceitunas pequeñas; el sabor es como de cerezas.

Azuba

Arbol gentil e grande. Su fruta es extremada o apartada sale de ella tanta leche (e muy pegajosa), que para la comer, han de echar la fruta en agua, e allí estrujarla entre los dedos para que no se pegue a los labios. Y es aquella leche como la que les sale a los higos verdes por los pezones, e aún más enojosa; y echándose, como he dicho, en agua, y estrujando el fruto o exprimiéndole, luego aquella leche se despide, o se cae en el agua, e es dé muy gentil gusto la fruta. Estos árboles son grandes y es una de las mejores maderas que hay en esta isla Española, e más recia e fuerte; y también los hay en otras islas muchas y en la Tierra Firme.
GuiabaraLa fruta son unos racimos de unas uvas ralas, desviadas unas de otras, e de color como rosado o moradas, e buenas de comer, aunque el hueso que tienen es muy grande, segun el tamaño de las uvas o granos e lo poco que tienen que comer; e los más gordos son como avellanas con cáscara.

Cibucán
Arbol de los buenos que hay en estas partes, el cual tiene la hoja como salce, y echa una fruta como avellanas blancas, e de dentro de ella, tiene menudísimo granitos que parecen liendres; pero aunque la comparación sea tal, o estos granitos sean como sal, tan menudos como he dicho,
la fruta es dulce. E si la comparación parece fea, dije así, porque algunos le llaman a este manjar la fruta o árbol de las liendres.
Su madera de este árbol es asaz buena, e son árboles frescos e que parecen bien.No ha de entender el lector, por este nombre cibucán, que es aquella talega o prensa en que se exprime la yuca, para hacer el pan cazabi, este árbol, ni hecha del; porque como estos aborígenes eran cortos, e lo son, de vocablos, de una misma manera llaman diversas cosas. Ved, en esto, qué tiene que hacer, o qué similitud, la talega o prensa en que se purga e escurre la yuca rallada para hacer el pan casabe.

Guanábano

Guanábano es un árbol de gentil parecer, hermoso, grande e alto árbol, e su fruta hermosa e grande, como melones en la grandeza (porque son tamañas las guanábanas), y verdes. y por de fuera tienen señaladas unas escamas como la piña, mas lisas aquellas señales y no levantadas como las de las piñas. Es fruta fría y para cuando hace calor; y aunque se coma un hombre una guanábana entera, no le hará daño. El cuero o corteza es delgado, como el de una pera, o poco más, y la fruta e manjar de dentro es como natas, o manjar blanco al parecer, porque hace alguna correa. Esta comida o manjar se deshace luego en la boca, como agua, con un dulzor bueno. Y entre aquella carnosidad, hay unas pepitas grandes como las de las calabazas, pero más gruesa, de color leonadas escuras. Son, como he dicho, altos y grandes y hermosos árboles, y muy frescas y verdes las hojas, y casi de la hechura de la hoja de la lima. La madera no es dura.

Anón

Anón es un árbol, el cual e su fruta tienen mucha semejanza con el guanábano,
Anón es la fruta mejor, aunque es muy menor; y a mi gusto, mucha ventaja hace en el gusto el anón a la guanábana.


Guayaba

Guayabo es un árbol que los aborígenes precian, y hay mucha cantidad de estos árboles la fruta de buen olor y e sabor. Lla madera es buena. Hay muchos guayabos salvajes; pero son menores que los que se cultivan, en lo cual tienen mucho cuidado los aborígenes. Son tan grandes árboles éstos, como los naranjos;

Son de dos especies; mas todos los guayabos llevan una manera de pomas, o manzanas, prolongadas algunas, e otras redondas. Unos árboles de éstos echan esta fruta colorada, rosada por de dentro,
y otras son blancas; y de fuera, las unas y las otras son verdes, o amarillas si las dejan mucho madurar. Y porque estando muy maduras no son de tan buen sabor, e aun hínchense de gusanos, lo cosechan algo verdes. Son algunas tan gruesas como grandes camuesas, e menores también; y aunque estén verdes por de fuera, hay algunas de tal género, que no dejan de estar maduras por eso. Son, de dentro, macizas, e divididas con cierta carnosidad en cuatro cuartos o apartamientos atajados de la carnosidad, que es la que está en el circuito de la misma fruta, y en aquellos cuarterones está la carnosidad de esta fruta, que hay dentro de ellos, llena de unos granillos durísimos; es buena fruta y de buena digestión.
E son buenas para el flujo del vientre, y estriñen cuando se comen no del todo maduras, que estén algo durillas, para que suspenda el flujo del vientre.
la corteza, tiene la carnosidad tan gruesa como un cañón de azúcar y menos, según son grandes y pequeñas, y de la misma carnosidad son aquellos atajos y lo que está entre ellos; mas los granillos están dentro de los cuarterones. Llaman a esta manzana o poma guayaba, porque el árbol se llama guayabo. Cada guayaba tiene una coronilla de unas hojitas pequeñas que fácilmente se les caen. La corteza de esta fruta es delgada, como de una pera y así se pela.
Es árbol de buena sombra e gentil madera para muchas cosas menudas, no para vigas, ni estantes, ni alfarjías, porque las ramas y el tronco son desviados e torcidos. Tienen acá esta fruta por buena, y es común en muchas partes de estas Indias, y mejores en unas provincias que otras, puesto que por los montes e boscajes se hallan estos árboles; mas los que son salvajes, son pequeños y la fruta pequeña. Hay cierto género de guayabos que huele, la flor de ellos, como jazmines o mejor, e quiere parecer la flor a la del azahar, puesto que no es tan gruesa la del guayabo. Los aborígenes ponen estos árboles en sus heredamientos, y lo mismo hacen los cristianos; mas, quien no ha acostumbrado a comer tal fruta, no se agradará de ella, hasta que continúe, por causa de los granillos, que es menester que se traguen con los otros trabajos de estas partes; pero éste no lo es, sino buena fruta. Son árboles que presto envejecen, y como pasan de seis años, son viejos; y la fruta lo enseña, porque es menor cada año y se va disminuyendo en la grandeza de ella, e apocándose, e aun el sabor siempre se empeora y hacen más áspero; y por tanto, son de reponer o plantar otros nuevos guayabos, y en buen territorio, porque es árbol que reconoce mucho la buena tierra, y agradecido en su fructificar, siendo bien cultivado, y pocas veces se hace bien en las tierras delgadas.


Mamey.

La fruta de este árbol es la mejor que hay en esta isla Española; es de muy buen sabor e echa su fruta redonda, y muy redonda, por la mayor parte, y alguna algo más prolongada; mas, en lo general, todos tiran a redondo, y algunos debajo de esta regla se descompasan y tienen bultos, en especial los que no son de un hueso, sino de más. Hay tan grandes como dos puños, e como un puño y menores. La corteza es como leonada e algo áspera e semejante a la corteza de las perazas, pero más dura e más espesa.

Algunas frutas de éstos tienen una semilla y otros dos, y algunos tres juntas, pero distintos, en el medio del pomo o fruto del mamey, a medida de pepitas cubiertas con una telilla delgada, e aquellas pepitas de color e tez de una castaña pelada. aun cortándolas, son así como castañas estas pepitas o semillas en la carnosidad, e tan semejantes a castañas que no les falta sino el sabor; el cual estas pepitas o semillas tienen amarguísimo como una hiel; y sobre ella, como he dicho, está una telilla delgada, entre la cual y la corteza primera, está una carnosidad de color leonada, o casi, que pende en amarillo, e sabe a melocotón o duraznos, es de mejor sabor, salvo que no es tan zumoso como el durazno, ni huele así. Esta carnosidad que hay en esta fruta entre la pepita e la corteza, es tan gruesa como medio dedo, poco más o menos (en los mayores), e en otros menos, según es grande o chico el mamey.

NÍSPERO.

Esta fruta llaman los españoles, nísperos, sin ser, porque parecen algo, en el color, al níspero. En el árbol nunca maduran, o cogen cuando están grandes, tan duros como piedras, e maduran como las sirvas, poniéndolos sobre paja, e aun sin ella, metiéndolos en un cántaro o en una olla de barro, e desde a ocho o diez días maduran.
Esta fruta es la mejor de todas las frutas, a mi juicio, y otros muchos dicen lo mismo; porque es del más lindo sabor y gusto que se puede pensar, y yo no hallo cosa a que se pueda comparar ni que se le iguale. En metiéndola en la boca, tan presto como el diente la siente, entre la dentadura se comienza a partir, al momento sube un olor a las nariz y la cabeza, que el algalia o almizcle no se le iguala, y este olor ninguno le siente ni huele sino el mismo que come la fruta. Tiene tal digestión, que aunque se coman muchos nísperos o fruta de esta, ningún empacho ni pesadumbre dan más que si no los hubiesen comido.

Parras salvajes

De aquella isla Española e otras islas, e de la Tierra Firme.Dónde se hizo mención, de los árboles e plantas traídos de España, dije que había en esta ciudad de Santo Domingo muchas parras, e que llevan buenas uvas; y así es la verdad, e las hay en los heredamientos, e en muchas partes e pueblos de esta isla, que se trajeron los sarmientos de Castilla. Allende de eso, digo que, así en esta isla como en las otras de este golfo y en la Tierra Firme, hay muchas parras salvajes e que llevan buenas uvas tintas, de las cuales yo he comido muchas veces (digo buenas para ser salvajes). Y estas parras es cosa común haberlas en estas Indias, y así creo yo que de tales parras hubieron principio todas las uvas, donde quiera que las hay, y que es planta común en el mundo, y esto no se debe dudar. Y pues la Natura proveyó en dar en estas partes esta planta, de creer es que la tierra es hábil para ellas, y que serían muy buenas si la industria de los hombres las ayudasen, e supiesen nuestros agricultores entender lo que conviene para cultivarlas, según los climas e regiones en que acá están.En esta tierra no se encepan como en nuestra Castilla en el reino de Toledo; mas súbanse en alto abrazadas a los árboles. Y pienso yo que se harían muy buenas heredades de ellas,
Zarzamoras
Muchas zarzamoras hay, de las de España, en esta isla Española y en las otras islas de acá y en la Tierra Firme. Y caso que, como es así verdad, éstas no se puedan contar por árboles en España e otras partes de Europa, no lo dejan de ser acá, porque tienen más gruesos troncos e ramas, e se levantan mucho más que las de Castilla, e no se pueden dejar de juzgar por árboles, según su grandeza. Las zarzamoras es fruta que llevan es como las de Castilla, aunque menores e del mismo sabor, e no menos espinosas las ramas, y de la mismas hoja.

Pitahaya.
Pitahaya es una fruta tamaña como un puño cerrado, poco más o menos, y esto es su común grandeza. Nace en unos cardos muy espinosos y extremados a la vista, porque no tienen hoja, salvo unas ramas o brazos luengos que sirven en lugar de rama e de hojas; los cuales son de cuatro esquinas, ymás larga, cada rama o brazo de éstos, que una brazada de un hombre, y entre esquina y esquina, una canal, y por todas las esquinas y canales, a trechos nacidas, unas espinas fieras y enconadas, tan largas como la mitad de un dedo mayor de la mano o mayores, de tres en tres y de cuatro en cuatro espinas. Y entre estas hojas o ramas, que son tales como es dicho, nace esta fruta llamada pitahaya, la cual es coloradísima como un carmesí rosado, e quiere significar escamas en la corteza, aunque no lo son, e tiene el cuero grueso, e aquél cortado con un cuchillo (que fácilmente se corta), está por de dentro llena de granillos, como un higo; mas esos están mezclados con una pasta o carnosidad que ella y ellos son de color de un fino carmesí.
Toda aquella mixtión de los granillos y lo demás, todo se come, y lo que toca, lo para tan colorado como lo suelen hacer las moras, e más. Es sana fruta y a muchos les sabe bien; pero yo escogería otras muchas antes que a ella.

Hace en la orina lo que las tunas, aunque no tan presto; pero desde a dos horas que se comen dos o tres de ellas, si orina el que las comió, parece verdadera sangre lo que echa. No es mala fruta ni dañosa, y es de buen parecer a la vista.

Otras pitahayas hay, ni más ni menos ellas y los cardos como las que está dicho de su uso, sin discrepar en cosa, alguna ni en el sabor, sino solamente en la color; porque estas otras son amarillas, y lo de dentro es blanco lo que se come, e los granillos son negros, y estas tales no hacen hacer mudanza en la orina.

Yo he hecho tinta de las primeras y escribo con ella, y es de excelente color entre morado e carmesí claro.
Managua.
Una fruta que se dice managua, ha venido nuevamente a mi noticia en esta isla Española, la cual es salvaje y o cultivada sino por la diligencia natural de los elementos, que no menos cuidado y arte obraron en ésta que en las otras cosas o plantas naturales de estas Indias. Esta es una fruta, muy pequeña,
Son estas frutas dulces y de buen sabor al gusto, e su hoja es como la de los mimbres e olivos, pero juntas o cercanas unas hojas de otras, en dos hilados u órdenes continuadas en cada rama; e su verdor es muy gentil, e son algo menores, estas hojas, que las del laurel. E entre aquellas hojas, a los nacimientos de ellas, nacen estos granos o fruta, cada uno por sí, en aquella verguita, uno más alto que otro, cuatro, y cinco, e seis, y más o menos, en cada pie o ramita. El sabor de esta fruta es muy mejor que de uvas moscateles, e muy semejante a ellas en el gusto Un notable hay, de esta fruta, experimentado e visto por muchos; y es que estos granos o frutas, después que maduran se caen en tierra, e aquéllas son las mejores y más sazonadas, y saben muy mejor que las que con la mano se quitan de la rama. y cuando ellas están para caer, provee Natura que la hierba toda que está en torno de esta rama o pie d3 esta fruta, se agosta e seca un palmo en torno para que caiga en lo limpio e desocupado. Fruta es muy preciada en esta isla, cuando la hallan; porque, como he dicho, es de muy gentil e suave sabor, e muy delicada al gusto, e muy sana, e digna del plato del más alto príncipe de la tierra.

Lechoza.
Del árbol que en esta isla Española llaman papaya, hay unas higueras altas y derechas, e de solo un pie derecho y sin ramas, e en lo alto echan unas hojas trepadas e más anchas mucho que las de las higueras de Castilla, con unos pezones largos de media braza o más; y la fruta que llevan son unos higos tan grandes como melones, y menores, asimismo, los cuales nacen pegados en el tronco principal de la higuera, en lo alto de ella, en cantidad; tienen la corteza o cuero delgado, y todo lo demás es de una carnosidad espesa, como la del melón (aunque no tan maciza). Es de buen sabor, e cortase rebanadas, como un melón; y en el medio de este higo o fruto, tiene las pepitas, las cuales son menudas y negras, y envueltas en una manera de materia y humor de la forma que lo están las de los membrillos, aunque más viscosas, y son tanta cantidad esas pepitas,





Otras hay con fines medicinales
1. chicoria, o cicoria; cerrajas que llaman los herbolarios rostrum porcinum;
2. verdolagas o pertulaca; berbena o verbena;
3. hierbamora o solatrum; llantén, al cual los médicos llaman plantago;
4. pan y quesillo, alias bursa pastoris;
5. altamisa, alias matricaria;
6. escudete, alias nenúfar;
7. albahaca u ozimum gariophiolatum, alias basilipo;
8. lengua cerval o scoloprendia;
9. culantrillo de pozo o capillus Veneris;
10. poleo o politrique politricum;
11. doradilla o ceteraque;
12. diantos o adiantos;
13. poleo montesino, poligium agreste;
14. persicaria o herva maculata;
15. malvavisco o altea; polipodio o polipodium;
16. muérdago de roble, aunque nace acá sobre otros árboles, o viscus querci;
17. abrojos de mar o tribulus marinus.
18. Bledos, o bletum;
19. salvia o lilifagus;
20. granos de amor o milium solis;
21. juncia redonda o ciperus;
22. trébol hidiondo o trifolium leporinum.
Todas estas hierbas hay acá, según lo he entendido de nuestros boticarios y herbolaríos y yo he visto las más de ellas en estas Isla. además de las que he dicho, hay asimismo y son acá naturales, helechos muchos y de muchas maneras en el tamaño hasta tanto que algunos árboles hay que parecen de este género, o a lo menos de su hoja; manzanilla de la misma manera de Castilla y de las mismas flores y olor; zarzas de las mismas de España y de otras muchas maneras, y algunas más gruesas y de diferentes flores, y algunas de ellas de muy buen olor; escaramujos de los mismos que hay en Castilla, rojos y de la misma hoja; marrubios, pero no huelen bien e son más altos que los de Castilla; tornasol o girasol o helitropia, mas no son machos, que no echan aquella fruta o granos de que se hace la tinta azul, para iluminar las letras cardinales que suelen hacer los que escriben libros de letra redonda o formada; malvas como las de España casi; pero dicen estos boticarios que en sus efectos son perfectas malvas; mastuerzo e culantro: estas dos hierbas tienen el mismo sabor que el mastuerzo e culantro de Castilla; pero son de otra manera de hojas, mucho más anchas, y las del culantro algo espinosas.

Las aves.
Hay en esta isla de Haití o Española muchas palomas torcazas, e de las zoritas por consiguiente (pero menores las unas e las otras que las de España, cada una en su especie
Tórtolas muy buenas, de tres o cuatro maneras, e unas mayores que las otras
Golondrinas mayores que las de España
Vencejos y en mucha cantidad;
Garzas reales; garzotas;
Halcones;
guaraguaos: éstos no los hay en España, pero puse aquí porque son de la condición e oficio de los milanos, no porque les parezcan en más del oficio del hurtar los pollos, porque en el plumaje, ni división de la cola, ni en la cazeza no les parescen. Pero son muy armados, y el plumaje de estos guaraguaos es como el del borní, salvo que éstos tienen los ojos colorados. Lechuzas; alcatraces de muchas maneras, águilas blancas de agua (digo de agua, porque se ejercitan en la pesquería), caudones, gaviotas; gavinas, pero pocas; gallillos, calamones, cernícalos, carpinteros del tamaño de los zorzales o tordos. Tienen estos carpinteros el cogote colorado, y encima de la cola, también coloradas, algunas plumas, e todo el resto es pintado al través, a carreras negras e verdes cada una por sí, y el verde tira algo a amarillo. Estás aves hacen en las palmas y otros árboles un agujero con el pico, e de dentro labran e vacuan lo que les conviene dejar hueco, en que hacen sus nidos e morada. No sé si es aqueste el pájaro que en España se dice pito, porque he oído decir que el pito cría así. Hay muchas ánsares de paso, bravas, y es el paso dellas por deciembre. Muchos pájaros hay acá de los que en España andan por los sotos, e cantan bien (que no les saben acá los nombres), e también hay ruiseñores que en el canto son cosa de oír y de muy dulce melodía, aunque no hacen tantas diferencias como los de España en el cantar. Hay innumerables cuervos marinos, e los esmerejones son de todas raleas. Hay aberramias; pero las destas Indias tienen el plumaje de color encarnado y el pico no tan luengo como las de Castilla. Todas estas aves de que he hecho mención en este capítulo, son naturales en esta isla, así como en España, e todas ellas las hay en estas islas, y en la Tierra Firme éstas e otras muy más en abundancia.


De las aves que se han traído de España, que en estas islas no las había
· Gallinas e gallos de los nuestros de España, e hanse hecho muy bien y en grande abundancia, e hay muchos e muy hermosos capones y en gran cantidad en todas estas partes e Indias.
· Hanse traído muchas palomas duendas, e críanse bien e hay muchas dellas en esta cibdad, en muchas casas y en los heredamientos e otras partes de está isla Española, donde hay poblaciones de cristianos.
· Hanse traído algunos pavos de los de Castilla; pero no se hacen ni multiplican bien como en España.
· Y lo mesmo digo de las ánsares de Castilla, porque las que acá vienen, no multiplican ni se dan tan bien como allá, aunque hay algunas ánades de las caseras de Castilla que se han traído asimismo, e hanse hecho muy bien e hay muchas dellas, puesto que déstas hay acá, naturales, infinitas, pero más chiquitas.
De las aves que hay en esta isla Española, las cuales no hay en España ni allá se crían
Hay muchas maneras de papagayos en esta isla, así de los verdes, tamaños mayores que palomas (que tienen un flueco de plumas blancas en el nascimiento del pico), como de los otros del mismo tamaño e verdes que tienen aquel flueco que he dicho, pero colorado como un carmesí. Hay otros menores, de colas luengas, e los codillos o encuentros de las alas e los sobacos colorados, e todo el restante dellos verde, e aquéstos se llaman xaxabes. Otros hay de otras maneras, así en ésta como en las otras islas; pero porque en la Tierra Firme hay mucha más cantidad e diversidad destos papagayos, allí se dirá lo que aquí no se face; porque a la verdad, en esta isla no los hay tantos ni de más diferencias de las que se dijo de suso. Verdad es que hay anos pajaritos todos verdes, no mayores que los jilgueros de Castilla; pero aquéllos, aunque sean verdes, no son papagayos.
Creo yo que en la Tierra Firme pasan de ciento e más diferencias en los plumajes de los papagayos, e todos o los más dellos son muy conformes, o cuasi, en la hechura, excepto en el tamaño e colores de plumas; pero en los picos y en la torpeza y hechura de los pies, muy semejantes los unos a los otros. Hay asimesmo en esta isla unos pajaritos tan negros como un terciopelo negro muy bueno; e son tan pequeños, que ningunos yo he visto en Indias menores, excepto el que acá se llama pájaro mosquito. El cual es tan pequeño, que el bulto dél es menos, harto o asaz, que la cabeza del dedo pulgar de la mano. Este no le he visto en esta isla; pero dícenme que aquí los hay, e por eso dejo de hablar en él para lo decir donde los he visto, que es en la Tierra Firme, cuando della se tracte. Otros pájaros hay de muchas colores e que cantan muy bien e de diferentes voces o manera de cantar. E porque desto basta lo que está dicho, diré de algunas aves en particular que son más notables, e cosas para encomendar a la memoria.


. hutía.
a manera de conejo, pero algo menor e de menores orejas, e las que tiene este animal e la cola son como de ratón. Matában con los perros pequeños que los indios tenían domésticos, mudos, que no sabían ladrar; Son de color pardo gris, segun testifican muchos que los vieron y comieron, e los loan por buen manjar y al presente hay en esta ciudad de Santo Domingo y en esta isla muchas personas que lo dicen. De estos animales ya no se hallan sino muy raras veces.

quemí
Quemí se llama otro animal de los de esta isla Española, el cual yo no he visto, ni al presente se hallan, según muchos afirman. Este es un animal de cuatro pies e tan grande como sabueso mediano; y es de color pardo como la hutía, e del mismo talle o manera, excepto que el quemí es mucho mayor. Muchas personas hay en la isla y en esta ciudad que vieron e comieron estos animales e le aprueban por buen manjar; más en la verdad, según lo que se ha dicho y se sabe de los trabajos e hambres que los primeros pobladores pasaron en esta isla, presumirse debe que todo lo que fuese de comer les parecería entonces muy bueno e sabroso, aunque no lo fuese.

mohuy.
Mohuy es un animal algo menor que hutía; el color es más claro y asimismo es pardo. Este era el manjar más precioso, o estimado en más, de los caciques e señores de esta isla; y la apriencia muy semejante a hutia,2 salvo que el pelo tenía más grueso e recio (o tieso), e muy agudo e levantado o derecho para. Yo no he visto este animal; mas de la manera que tengo dicho, muchos dicen que es así, e en esta isla hay muchos hombres que lo vieron e comieron, e loan esta carne por mejor que todas las que es dicho.
Corí
Es un animal de cuatro pies, y pequeño, del tamaño de gazapos medianos. Parecen estos coris3 especie o género de conejos, aunque el hocico le tienen a manera de ratón, mas no tan agudo. Las orejas las tienen muy pequeñas, e traen tan pegadas o juntas continua o naturalmente, que parece que les faltan o que no las tienen. No tienen cola alguna. Son muy delicados de pies e manos, desde las junturas o corvas para abajo; tienen tres dedos, e otro menor, e muy sutiles. Son blancos del todo, e otros de todo punto negros, y los más, manchados de ambas colores. También los hay bermejos del todo, e algunos manchados de blanco e bermejo. Son mudos animales, e no enojosos e muy domésticos, e andan por la casa y la tiénen limpia, no chillan ni dan ruido, ni roen para hacer daño. comen hierba, y con un poco que les echen de la que se les da a los caballos, se sostienen; pero mejor con un poco de casabe, engordan mas, aunque la hierba les es más natural. Yo los he comido y son, en el sabor, como conejos jóvenes , puesto que la carne es más blanda e menos seca que la del conejo. Hartos hay al presente aquí y en otras muchas islas y en la Tierra Firme; en especial en la provincia de Venezuela son muy mayores de lo que es dicho, e casi tamaños como conejos; pero más salvajes
los perros
Perros gozques domésticos se hallaron en está isla Española (y en todas las otras islas que están en este golfo pobladas de cristianos), los cuales criaban los indios en sus casas. Al presente no los hay. y cuando los hubo, los indios tomaban con ellos los otros animales todos de quien se ha hablado. Y eran estos perros de todos aquellos colores que hay perros en España: algunos de un solo color, y otros manchados de blanco e prieto o bermejo o barcino, o de las colores e pelo que suelen tener en Castilla. el pelo de todos ellos más áspero que le tienen los nuestros, y las orejas avivadas y al alerta,4 como la tienen los lobos. Eran todos estos perros, aquí en estay las otras islas, mudos, e aunque los apaleasen ni los matasen, no sabían ladrar; algunos gruñen o gimen cuando les hacen mal.
Los españoles que vinieron con el Almirante primero, en el segundo viaje que hizo a esta isla, se comieron todos estos perros, porque morían de hambre y, no tenían qué comer; pero es un manjar para no desecharle los que le tienen en costumbre. En la Tierra Firme, en muchas partes de ella, y en la Nueva España, Mexixo los hay en grandes cantidades; y donde yo los he visto es en la provincia de Sancta Marta, algunos, y después vi muchos en la gobernación de Nicaragua, y he comido de algunos de ellos y es muy buen manjar. Y a la verdad, de aquel que yo comí, fueron dos o tres bocados, y no pensando qué era perro.
· E llegué donde ciertos amigos comían de uno muy gordo e muy bien asado e untado o lardado y con ajos,y no me supo mal; loan este manjar e dicen que les parece no menos bien que cabritos.
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De los mures o ratones
Inquiriendo estas materias, hallo quien me diga e se acuerde que en el tiempo que vino don Cristóbal Colon, primero Almirante, a descubrir esta isla e Indias, había en estas partes ratones, de los cuales hay muchos en estas partes todas
Iguanas
Digo que se tiene por animal neutral, e hay contención sobre si es carne o pescado, porque anda en los ríos e por los árboles asimismo; y aun así usan de él en estas partes, comiendo este animal en los días que no son de carne, así como viernes e sábado, e la cuaresma, e otros días prohibidos por la Iglesia.
Más de mi opinión y parecer, yo le habría por carne. Lo cual no digo para que ninguno deje de seguir su voluntad, y principalmente lo que la Iglesia ordene.
Este es una serpiente o dragón, o tal animal terrestre (o de agua), que para quien no le conoce, es de fea y espantosa vista, y extraño lagarto, grande e de cuatro pies; mas es muy mayor que los lagartos de España, porque la cabeza es mayor
Tienen por medio del espinazo, levantado, un cerro encrestado a manera de sierra o espinas, e parece en sí sola muy fiera. Tiene agudos dientes, e un papo luengo e ancho que le va e cuelga desde la barba al pecho, como al buey. Y es tan callado animal, que ni grita, ni gime, ni suena, y está atado al lugar que le pongan, sin hacer mal alguno ni ruido, diez o veinte días e más, sin comer ni beber cosa alguna. Más, si se lo dan, también como un poco de casabe o hierba, o cosa semejante,
Yo he comido estos animales en la Tierra Firme algunas veces, y muchas más en esta ciudad, y aún me los traen por la mar desde la isla de la Mona, donde hay muchos, que es cincuenta leguas de aquí, y es muy buen manjar. de la manera e arte que han de tener para guisar los huevos de la iuana, porque hallarán por verdad,
· que queriendo hacer una tortilla de los huevos, o freírlos como los que dicen estrellados, no se podrá hacer con aceite ni manteca, porque nunca se cuajarán; mas, echando agua en lugar de aceite, se cuajan e guisan. Esto es cosa probada e cierta,
· Acaece poner una iguana cuarenta e cincuenta huevos e más, e son buenos e de buen sabor, e tienen yemas e claras, como los de las gallinas, e la cáscara es delgada, e los mayores de ellos son como nueces e menores, e redondos.
En cuanto a las iguanas, he aquí una descripción sobre las Antillas de las primeras épocas a partir del Descubrimiento: "Abriéndolas desde el cuello hasta la ingle, lavadas y limpiadas con esmero, presentadas después en círculo a modo de culebra que duerme enroscada, las ponen apretadas en una olla que con ella quede llena, echándoles encima un poco de agua con pimienta de la isla, y poniendo debajo fuego tenue de cierta leña olorosa y que no hace humo. Del abdomen así destilado se hace un caldo como néctar, según dicen,
y cuentan que no hay género alguno de viandas igual a los huevos de las mismas serpientes, que se digieren por sí solos y fácilmente. Así cocidas y frescas gustan mucho, y guardándolas algunos días están sabrosísimas"
serpientes o culebras
Innumerables son las lagartijas que hay en esta isla Española e en todas las otras islas de este golfo e del austral en la Tierra Firme de estas Indias; y en esto
Hay tanto que decir, que si particularmente se hubiese de escribir, sería un proceso para nunca acabarle. Háy las verdes, e otras pardas, e otras casi negras, e más verdes unas que otras, e algunas de color casi jalde, e otras de color leonado. E así como son diferentes en colores, son en el tamaño desconformes, e mayores e menores unas que otras, puesto que todas son pequeñas. Unas son pintadas, e otras rayadas o listadas de diferentes labores e colores; e de cada género hay muchas. Otras, cuando se paran a mirar a hombre, sacan del papo una cresta o telilla redonda e colorada, e tiénen la de fuera, estando paradas o quedas; e alentando, la cogen e encubren e descogen, e la sacan e tornan al papo cuando quieren, o se van. Otras hay algo mayores que las comunes lagartijas de España, dos e aun tres veces mayores; pero no tan grandes como los lagartos de Castilla.
Dejemos esto de las lagartijas, por que es cosa muy común e incontable o casi in infinito,
Viniendo yo de la Tierra Firme a esta isla, el año de mil e quinientos e quince, pasé el río de Neiva en una balsa de cañas, cerca de donde aquel río entra en la mar muy poderoso e ancho, e iban diez o doce indios nadando en torno de la balsa, guiándola. Quiero decir esto como pasó, porque es bien que los cronistas que desde España escriben las cosas de las Indias, sepan que tan lejos andan de entenderlas (ni entenderse ellos mismos), cuanto tienen apartados los ojos de ver las cosas de acá. Y que si yo no pasara por allí, no pudiera ver una culebra o sierpe que hallé en esta otra parte en la costa de la mar, al pie de la sierra que llaman de los Pedernales. La cual yo medí y tenía más de veinte pies de luengo, e lo más grueso de ella era mucho más que un puño cerrado;.
cangrejos
comen cangrejos, de los cuales había muchos e buenos (el cual manjar no es para gente asquerosa ni delicada)
De los pescados del mar e de los ríos.
El manjar más ordinario de los indios a que ellos tienen grande afición, son los pescados de los ríos e de la mar; e son muy diestros en las pesquerías e artificios de que usan para los tomar. Porque, así como en España pescan algunos con caña, de la misma manera los indios lo hacen con varas delgadas e domables e cuales convienen para ello, e con cuerdas e volantines y con redes de algodón y muy bien hechas, lo más continuamente. Y también con corrales y atajos hechos a mano, de estacadas, en los arracifes,9 donde la mar, en las costas, crece e mengua, y en parte a esto, apropiadas; y también desde sus canoas, o barcas que son de la manera, que tengo dicho y más particularmente se dirá adelante, Y también usan de cierta hierba que se dice baigua (en lugar de belesa o varbasco), la cual, desmenuzada en el agua, ora sea comiendo de ella el pescado, o por su propia virtud penetrando el agua, los pescados a poco espacio de tiempo se suben sobre el agua, vueltos de espaldas o el vientre dormidos o atónitos, sin sentido, e los toman a manos en grandísima cantidad. Esta baigua es como bejuco, e picada e majada aprovecha para embarbascar e adormecer el pescado, como he dicho. Pero demás del pescado que así matan en los ríos, toman, de las otras maneras que dije de su uso, grande cantidad.
Y a mi creer, estos pescados de acá son más sanos que los de España, porque son de menos flema, pero no de tan buen sabor puesto que acá los hay muy buenos; así como lizas grandes y pequeñas, y júreles, e bermejuelas, e mojarras, guabinas, palometas, dihahacas, sábalos, róbalos, parguetes, corvinetas, cornudas, pulpos, tollos, cazones, sardinetas, agujas, lenguados, acedias, salmonados (no digo salmones), ostias, almejas, e marisco de muchas manera: langostas, cangrejos, jaibas, camarones; rayas muchas, y en algunas partes muy grandes; anguilas, morenas, muchos e muy grandes tiburones, lobos marinos, tortugas muy grandes e otras pequeñas, que los indios llaman hicoteas, muchas doradas (éste es uno de los buenos pescados de la mar), peje vihuela, pescados voladores muchas (e no de la forma de los que en las mares de España llaman golondrinos, pero muy menores), e de cada cosa o género de los que he dicho, muchos y en grande cantidad. Muchos marrajos e votos; toñinas; ballenas Pero no curemos de extender más esta materia en la generalidad, pues todos estos pescados hay en las mares de España; y los que de ellos sonde ríos, en los ríos de allá,
Vengamos, pues, a la especialidad e particular relación de algunos de los que es dicho de su uso y hay en estas partes. los indios pescan con varas, imitando al pescar de caña de España, e con cuerdas o volantines, digo que estas dos maneras de pescar aprendieron ellos de los cristianos, porque los indios no tenían anzuelos. Así que, dejadas estas dos maneras de pesquería, aparte de las otras que he dicho, sin ellas se aprovechaban e pescaban continuamente de otras formas, e también con judrias e con cierta manera de garlitos en los ríos..
tortugas o hicoteas

Estas son de la forma que los galápagos o tortugas terrestres de España, salvo que son de la grandeza que he dicho. Salen de la mar a poner sus huevos en tierra en los arenales de las playas, y hacen un hoyo en la arena, y cubren con ella misma, después que le han henchido de sus huevos en número de trescientos, o quinientos, o más o menos de los. Los cuales después allí debajo salen por la calor del sol convertidos en otras tantas tortugas. Estos huevos, cuando las matan (de los cuales las hembras acaece estar llenas), son muy buenos. Son redondos e todos son yema, sin clara ni cáscara, e tamaños como nueces los mayores, e de está grandeza abajo, menores, e algunos de ellos muy menudos, como se suelen hallar en una gallina.
Cuando los cristianos o los indios hallan rastro de estas tortugas por el arena (que van haciendo con aquellos sus alerones), siguen aquella traza o vestigio, y en topándola, trastornarla con un palo, y déjan estar así de espaldas, porque no se puede más mover después que está trastornada, por su grandísima pesadumbre, e van a buscar más, y así toman muchas cuando ellas salen a desovar en tierra.
· las he comido muchas veces, y es cosa tan común e notoria, que no hay acá cosa más experimentada ni más continuamente vista.
· Son muy buen manjar e sano, e no tan enojoso al gusto como los otros pescados, aunque se continúe.
· Las hicoteas o menores tortugas,. Estas se hallan en los lagos y en muchas partes de está isla Española; y cada día se venden por esas calles e plazas de esta ciudad de Santo Domingo, y son sano manjar. y son una cierta especie de tortugas, y ninguna diferencia hay en la forma de ellas, sino en el tamaño e grandeza. A estas pequeñas llaman los indios hicoteas.

manatí
La cabeza es como de un buey e mayor; tiene los ojos pequeños, segun su grandeza. Tiene dos tocones con que nada, gruesos, en lugar de brazos, e altos, cerca de la cabeza. Y es pescado de cuero y no de escama, mansísimo; e sube por los ríos y lléga a las orillas e pace en tierra, sin salir del río, si puede desde el agua alcanzar la hierba
Creo yo que es uno de los buenos pescados del mundo y el que más parece carne; y en tanta manera parece vaca, viéndole cortado, que quien no le hubiere visto entero o no lo supiere, mirando una pieza cortada, no sabrá determinarse si es vaca o ternera; y de hecho lo terdrá por carne, y se engañan en esto todos los hombres del mundo, porque asimismo el sabor es más de carne que de pescado, estando fresco. La cecina e tasajos de este pescado es muy singular e se tiene mucho sin se dañar ni corromper.
· el cuero es tan gordo como un dedo, e curándolo al sol, se hacen las buenas correas e suelas para zapatos e para otros provechos.
· Y la cola del, de la cintura que he dicho adelante, toda ella hacen pedazos e tienen cuatro o cinco días o más al sol (la cual parece como nervio toda ella),
· quéman en una sartén, o mejor diciendo, fríen e sacan de ella mucha manteca, en la cual casi toda se convierte, quedando poca cosa que desechar de ella. Y esta manteca es la mejor que se sabe para guisar huevos fritos, porque aunque sea de días, nunca tiene rancio ni mal sabor,
· y es muy buena para arder en el candil,
· se dice que es medicinal.
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De las ranas e sapos.

De estás ranas hay muchas en esta isla Española y en todas las otras partes destas Indias; pero no las comen en esta isla, porque no lo han acostumbrado.

otras influencia en la dieta del dominicano

la comida cocola

La herencia africana

la cocina española

cocina aborigen